hace 12 años estoy en Chile. Los últimos 10 años he estado apoyando a los migrantes como misionera junto a los padres Scalabrinianos de la Parroquia Latinoamericana, que tienen como carisma atender a los Migrantes. Mi primera experiencia fue en el CIAMI atendiendo a los migrantes que vienen en busca de trabajo.
En este tiempo he constatado que los migrantes necesitan entender más de la cultura Chilena para que puedan desarrollar mejor su trabajo e inserirse integralmente en la misma, ellos y sus familias. Así un grupo de voluntarios se ofrecieron y siguen ofreciéndose y cada cual da su aporte de distintas maneras según sus capacidades y potencialidades. Todas las semanas se realiza un curso que busca capacitar a las migrantes para trabajar como asesoras de hogar, mayormente. Yo elegí el tema que me gusta, enseñar Repostería, todos los viernes me dedico a esto con mucho cariño. Lo que más me alegra es ver como estas señoras tienen ganas de aprender. Siempre en el final del curso les pregunto: ¿Aprendieron algo nuevo?, ellas me dicen “Todo es Nuevo.” Todo esto es motivo para gradecer a Dios.
Todos los domingos hacemos la Lectio Divina con el texto del Evangelio del día, compartimos la vida y la palabra de Dios expresando las alegrías, logros, esperanzas y sufrimientos de la semana. Me siento feliz y agradecida por la integración que existe entre los migrantes y el deseo de conocer e integrarse en la sociedad chilena, donde se apoyan mutuamente.
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